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Pasaron las elecciones. ¿Y ahora qué?
El PP, como estaba previsto, se ha hecho con el con la mayoría
absoluta de diputados en el congreso, y con ello con el gobierno. No
obstante, y también como estaba previsto, esto ha importado bien poco a
los “mercados” y por tanto, los especuladores siguen al acecho para
conseguir el máximo beneficio de la pésima situación económica de los
estados europeos.
¿Y ahora qué? En el fondo, tanto votantes como no
votantes sabemos que las políticas que se ejecuten desde el gobierno no
vendrán dadas por los programas electorales, o por la supuesta ideología
que nuestros representantes dicen defender. El estado español
necesitará en 2012 acudir a los mercados financieros internacionales
para conseguir una media de 900 millones de euros diarios para poder
financiarse. ¿A quién tendrá que atender? ¿A quienes depositan una
simple papeleta una vez cada cuatro años o quienes tienen que evitar su
suspensión de pagos? ¿A quiénes favorecerá? ¿De quiénes depende? La
sociedad ha votado al PP sin saber –ni querer saber- qué medidas va a
poner en marcha, con el pleno convencimiento de que lo que ocurra a
partir de ahora depende casi en exclusiva de los avatares de la economía
europea e internacional.
Porque después de los resultados electorales, ¿qué nos queda a la
gente que tenemos que trabajar día tras día para seguir sobreviviendo?
¿o quienes ni siquiera encuentran trabajo? ¿será más dulce la siguiente
reforma laboral? ¿nos importarán menos los derechos que perdemos? ¿qué
nos soluciona el “cambio”? ¿nos convierte en algo distinto?. Habrá
quienes dirán que esto es pura demagogia; entonces, ¿qué pensarán de los
programas electorales? ¿de los discursos políticos? Demagogia es
pensar que algo cambiará en este mundo, en nuestro mundo, sin que
nosotros, nosotras cambiemos nuestra forma de mirar, de ver y de
afrontar nuestra propia vida.
Por eso, más allá de 20-N y de que cada cual votase o no, lo que la
CNT propone es un cambio real en nuestra forma de ver las cosas. Que
seamos capaces de asomarnos a lo que hacemos, a cómo vivimos, a cómo
trabajamos, a cómo nos relacionamos y a qué queremos.
Con frecuencia, en torno a las elecciones, se nos pregunta a los y
las anarcosindicalistas qué ofrecemos, qué programa proponemos, cómo se
organizaría la sociedad sin gobiernos. La CNT no es un partido político.
No hay promesas para hoy y mentiras para mañana. Es la sociedad
organizada la que tiene que ir construyendo su futuro.
La CNT hoy dice a las y los trabajadores que necesitamos, más que
nunca, empezar a mirar lo que durante muchos años no hemos querido ver.
Que la relativa comodidad con la que el capitalismo ha comprado las
voluntades durante los últimos treinta años, se acaba. Que ningún
gobierno nos salvará, que nadie va a soportar por nosotros y nosotras
las duras condiciones de vida que tenemos por delante.
Lo que propone la CNT es creer en la autoorganización de la clase
trabajadora. Y ponerla en marcha. Para aprender a resolver los problemas
de cada cual de forma colectiva, pero también para proporcionarnos una
dignidad que hemos vendido por una televisión por cable. Porque la
fuerza de las y los trabajadores está en su unión, más allá de sus
ideas, sus creencias, o su voto.
Necesitamos introducir la lucha sindical dentro del corazón del
sistema. Porque la base de la economía sigue siendo el trabajo y sólo
podremos cambiar la sociedad si cambiamos radicalmente el trabajo y la
manera de trabajar, organizándonos en la fábrica, en el campo, en el
centro de trabajo, sea éste el que sea; quienes no tienen trabajo, en
las calles y los barrios; la sociedad en su conjunto, en ateneos y
asociaciones libres de todo tipo.
De esa organización, de esa autogestión obrera han de salir la
estructura de otra sociedad, otra economía, otra enseñanza, otra salud,
otro consumo, otra relación con el entorno; otra vida.
Y porque queremos estar en ese proceso, la CNT está en la calle y en
la lucha todos los días. No hacemos campañas electorales de ninguna
clase. No ofrecemos descuentos ni promociones. No tenemos sindicalistas
profesionales, ni liberados. Tampoco queremos el dinero del estado, ni
el de las empresas. No tenemos el apoyo de ningún grupo mediático; al
contrario, nuestro discurso es reducido al silencio las más de las
veces.
Y a pesar de todo eso, la CNT hace sindicalismo en las empresas en
las que está presente, luchando con todos los medios a su alcance.
Anarcosindicalismo para la defensa de los derechos de la clase
trabajadora; fortalecimiento de la idea libertaria para convencer de que
es el momento de organizarse y actuar. La CNT se construye, día a día,
por el trabajo de sus militantes y para contribuir a ese cambio. Ésa es
nuestra fuerza y ése es nuestro programa.
Secretariado Permanente del Comité Confederal - CNT
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