Estimados compañeros,como sabéis el gobierno italiano en observancia a
los poderes financieros está destruyendo el estado social, entre los
objetivos hay el sistema sanitario. Los compañeros empleados al hospital
San Raffaele, juntamente a otros sindicados, estan en huelga porque no
sean despedidos 244 trabajadores de la estructura y contra la
cancelación de los acuerdos contractuales conquistadas después muchos
años de lucha, y entre otras cosas, la compañera Graziella (delegada
USI) y Daniela se han acampadas sobre el techo del hospital para dar
mayor visibilidad a la protesta.
A sostén de tal batalla común
los trabajadores y las trabajadoras del San Raffaele están empeñandos
cotidianamente en huelgas y manifestaciones. Muy significativos y
importantes fueron los cortejos en Milán del 24 de octubre y el 14 de
noviembre, bloques viales, movilizaciones delante de la Región y al
Edificio Municipal, presidios delante de las sedes de importantes
órganos de información y sobre todo el Presidio Permanente a la entrada
del hospital, dónde reciben muchos atestados de solidaridad de parte de
la población que utiliza el servicio sanitario.En el mismo día en que
las dos trabajadoras se han establecido sobre el techo más de cincuenta
dependientes han ocupado los despachos de la Dirección. Fue necesario el
recurso a la "fuerza pública" para hacerlos salir de peso.
Muy
significativo ha sido la lista acogida, en el mismo momento, de los
dependientes del hospital a exponer sábanas de las ventanas de todos los
pabellones en señal de protesta. Los trabajadores y las trabajadoras de
todo el sector de la salud son conscientes que si tuviera que pasarle
al San Raffaele este ataque extrapesado, cuánto absurdo e injustificado,
sería un buldózer con consecuencias desoladoras para los dependientes
del entero reparto y por la población que vería cada vez más reducida el
salvaguardia por la cura de la salud en el servicio público. Muy
significativo ha sido la lista acogida, en el mismo momento, de los
dependientes del hospital a exponer sábanas de las ventanas de todos los
pabellones en señal de protesta. Los trabajadores y las trabajadoras de
todo el sector de la salud son conscientes que si tuviera que pasar
este ataque extrapesado, cuánto absurdo e injustificado, sería un
buldózer con consecuencias desoladoras para los dependientes del entero
sector y por la población que vería cada vez más reducida el
salvaguardia por la cura de la salud en el servicio público.
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