El pasado 19 de julio, la Sección Sindical de CNT en la Universidad
Carlos III declaró oficialmente la apertura de conflicto sindical contra
la institución que dirigen Daniel Peña y sus acólitos, por el despido
de nuestro compañero Javier, afiliado al Sindicato de Enseñanza e
Intervención Social.
Javier ha estado trabajando en esta universidad desde el mes de
diciembre de 2008 como técnico de gestión de proyectos de investigación
vinculados al departamento de Economía de la Empresa. Los contratos por
obra y servicio con los que ha estado trabajando están en claro fraude
de ley, puesto que el trabajador ha desempeñado tareas diferentes a las
que aparecían en el objeto de su contrato, atendiendo a labores de al
menos dos diferentes proyectos de investigación al mismo tiempo. Hace
unas semanas se le ofreció una última renovación de contrato, por un
miserable mes de duración, a cambio de que solicitase su baja voluntaria
del contrato vigente, que ya de por sí tenía una duración de sólo tres
meses. Además, ha estado trabajando las últimas semanas sin estar dado
de alta en la Seguridad Social. No se le ha entregado ninguna carta de
despido ni se le ha indemnizado con las cantidades correspondientes.
El caso de Javier es uno de muchos en esta universidad donde reina la
precariedad, la externalización de servicios básicos, el abuso
sistemático de las condiciones laborales, el trato a los empleados como
si fueran cromos que se pueden cambiar y tirar a la basura de un día
para otro. Esta universidad que se precia de excelente se comporta con
sus trabajadores como la más cruel empresa de trabajo temporal. Y lo
peor de todo: tras tantos años de precarización del empleo, los
trabajadores parece que han asumido que a la finalización de sus
contratos temporales se tienen que ir a la cola del paro con el rabo
entre las piernas.
Sin embargo, desde la CNT creemos que ya va siendo hora de levantar
la voz y que debemos denunciar esta situación. Y denunciar no sólo en
los tribunales, como nuestro compañero ya ha hecho, sino mediante la
acción directa, la herramienta de lucha que nuestra organización lleva
defendiendo desde hace más de cien años, y que los sindicatos
subvencionados, con su política de pactos y clientelismo, han conseguido
erradicar de nuestros centros de trabajo. Los piquetes, las acciones de
solidaridad con los compañeros en situación más vulnerable, y los actos
de rabia y de repulsa contra los que son culpables de precarizar
nuestras vidas y las de nuestras familias, son hoy más que nunca el
camino para revertir esta situación en la que nos encontramos. Ante el
adelgazamiento de los derechos laborales impuesto por nuestro sucesivos
gobiernos, nuestros empresarios, y los gestores de nuestras
instituciones públicas, la solidaridad y el apoyo mutuo entre compañeros
de trabajo cobra más validez que nunca. Aislados y
desunidos nos quieren los gobernantes, los gerentes, los rectores, los
sindicalistas a sueldo cuya labor consiste en captar nuestros votos.
Unidos, en cambio, somos una fuerza imparable.
Por eso, desde hoy la CNT estará presente en este campus, informando a
los trabajadores de nuestro conflicto y boicoteando cada uno de los
actos institucionales en los que estén presentes los responsables del
despido de nuestro compañero. Tenemos la cabeza muy dura y no nos vamos a
marchar de aquí hasta que nuestro compañero sea readmitido con un
contrato digno y estable.
Si la universidad tiene millones de euros para gastar en complementos
retributivos de sus catedráticos y jerifaltes, para inaugurar nuevos
campus, para hacer campañas publicitarias absurdas por todo el mundo,
también tiene que tenerlo para pagarle el salario a un mileurista. Si
los proyectos de investigación disponen de cientos de miles de euros
para comprar equipamientos innecesarios, bases de datos de
multinacionales odiosas, o para organizar saraos, cenas e invitar a
hoteles de cinco estrellas a representantes de empresas o entidades
financieras, también tienen que tenerlo para darle un contrato estable a
alguien que lleva cuatro años aquí trabajando.
No estamos pidiendo la luna. Estamos luchando por lo que es justo.
¡¡Readmisión, compañero despedido!!
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