Queremos desde nuestro sindicato expresar toda nuestra
solidaridad con los mineros y hacer un llamamiento al reforzamiento y
extensión de la lucha. Como todos sabemos la profunda crisis económica
que estamos sufriendo sirve de escusa, una vez más, para recortar
derechos sociales y laborales y conducir a miles de familias a la ruina y
la desesperación. Es en este contexto donde el gobierno de turno se ha
propuesto acabar con la minería del carbón y donde se ha encontrado con
los mineros que una vez más están dispuestos a luchar hasta el final.
Los cortes de carreteras, los encierros en los centros de trabajo y
ayuntamientos, la marcha negra a Madrid, los sabotajes… cuentan con todo
nuestro apoyo y volvemos a decir que es el único camino que los
trabajadores tenemos para hacernos respetar.
Pero el problema viene de atrás y queremos señalar también que la radicalidad que han mostrado los mineros en sus protestas es más de forma que de fondo. La protesta no pone en cuestión que sean los poderes púbicos quienes decidan y gestionen el futuro de la minería o la complicidad de las burocracias sindicales, responsables también de la situación en las cuencas. Nosotros señalamos a estas burocracias sindicales que han implantado y potenciado el modelo sindical que llevamos padeciendo en este país desde hace más de 30 años: la desaparición de las asambleas como arma para la implicación de los trabajadores en la resolución de sus problemas y el abandono de ésta en los delegados de los comités de empresa, lo que ha supuesto la práctica incapacidad del movimiento para articular una respuesta autónoma de clase.
Los fondos mineros se han dilapidado sin crear un tejido industrial que mantuviera los puestos de trabajo. Se han ido en subvenciones a empresarios estilo Victorino Alonso, estilo DIASA, VENTURO, Alas Aluminium…, en dinero para los políticos y sindicalistas profesionales que viven del cuento, en palacios de congresos, museos… ¿Hacia dónde miraban entonces UGT y CCOO? Las consecuencias son la emigración forzosa, causada por el paro, hasta dejar las cuencas mineras a niveles de población de hace 100 años.
Tenemos los obreros que aprender de este conflicto. Aprender en primer lugar cuáles son nuestras armas, aprender que quien ejerce la violencia es el capital y el estado que nos condenan a la miseria y que nosotros debemos defendernos y resistir con todos los medios a nuestro alcance. Y tenemos que aprender también que no hay salida si seguimos por este camino, necesitamos un cambio radical en nuestra manera de organizarnos. De nada nos sirven votar cada cuatro años, de nada sirven los parlamentos ni los comités de empresa, nuestro camino ha de ser la acción directa y la asamblea, el apoyo mutuo y la resistencia para regenerar nuestra capacidad de lucha. No podemos esperar que nadie venga a solucionar nuestros problemas, somos la fuerza productiva que mueve el mundo y tenemos la obligación de tumbar este sistema de destrucción y muerte e implantar uno nuevo acorde a los intereses de toda la humanidad.
¡A las barricadas! ¡Todo nuestro ánimo a los que luchan y abrazo enorme a los compañeros encerrados en los pozos!
Por el anarcosindicalismo y la revolución social
Sindicato del Metal, Minería y Química de Madrid CNT-AIT
www.cnt.es
Pero el problema viene de atrás y queremos señalar también que la radicalidad que han mostrado los mineros en sus protestas es más de forma que de fondo. La protesta no pone en cuestión que sean los poderes púbicos quienes decidan y gestionen el futuro de la minería o la complicidad de las burocracias sindicales, responsables también de la situación en las cuencas. Nosotros señalamos a estas burocracias sindicales que han implantado y potenciado el modelo sindical que llevamos padeciendo en este país desde hace más de 30 años: la desaparición de las asambleas como arma para la implicación de los trabajadores en la resolución de sus problemas y el abandono de ésta en los delegados de los comités de empresa, lo que ha supuesto la práctica incapacidad del movimiento para articular una respuesta autónoma de clase.
Los fondos mineros se han dilapidado sin crear un tejido industrial que mantuviera los puestos de trabajo. Se han ido en subvenciones a empresarios estilo Victorino Alonso, estilo DIASA, VENTURO, Alas Aluminium…, en dinero para los políticos y sindicalistas profesionales que viven del cuento, en palacios de congresos, museos… ¿Hacia dónde miraban entonces UGT y CCOO? Las consecuencias son la emigración forzosa, causada por el paro, hasta dejar las cuencas mineras a niveles de población de hace 100 años.
Tenemos los obreros que aprender de este conflicto. Aprender en primer lugar cuáles son nuestras armas, aprender que quien ejerce la violencia es el capital y el estado que nos condenan a la miseria y que nosotros debemos defendernos y resistir con todos los medios a nuestro alcance. Y tenemos que aprender también que no hay salida si seguimos por este camino, necesitamos un cambio radical en nuestra manera de organizarnos. De nada nos sirven votar cada cuatro años, de nada sirven los parlamentos ni los comités de empresa, nuestro camino ha de ser la acción directa y la asamblea, el apoyo mutuo y la resistencia para regenerar nuestra capacidad de lucha. No podemos esperar que nadie venga a solucionar nuestros problemas, somos la fuerza productiva que mueve el mundo y tenemos la obligación de tumbar este sistema de destrucción y muerte e implantar uno nuevo acorde a los intereses de toda la humanidad.
¡A las barricadas! ¡Todo nuestro ánimo a los que luchan y abrazo enorme a los compañeros encerrados en los pozos!
Por el anarcosindicalismo y la revolución social
Sindicato del Metal, Minería y Química de Madrid CNT-AIT
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