Esta semana de lucha para la enseñanza pública madrileña ha estado marcada por una serie de lecciones interesantes vinculadas a sus logros y sus errores.
Es por todos/as sabido que la semana de lucha que se inició con la jornada de huelga del pasado martes que, sin duda, podemos considerar un éxito, como ya señalamos en la crónica que publicamos hace unos días (para leerla pinchar aquí).
El miércoles se mantuvieron las cifras de seguimiento de la huelga que estuvieron acompañadas de alguna que otra iniciativa positiva como la recepción a Esperanza Aguirre en Torrejón o la que se acabó convirtiendo en una manifestación por la tarde que acabó en la Puerta de Sol. En esta jornada tuvieron mayor protagonismo las acciones y protestas realizadas por las asambleas de los centros y localidades aunque ya se dejó notar el cansancio por la intensidad de las primeras protestas y la actividad en los centros de enseñanza en los últimos días.
El jueves dieron resultado las artimañas de los más conservadores entre los ya de por sí conservadores sindicatos subvencionados que consiguieron introducir un cierto mensaje de miedo y derrotismo entre algunos trabajadores lo que sumado a las ruines maniobras de la Consejera de Educación que han lanzado declaraciones negando la legalidad de esta jornada de huelga, sirvieron para mermar los resultados positivos de los días anteriores. No obstante, todas esas trabas, los resultados muestran una clara determinación de un alto porcentaje de trabajadores dispuestos a seguir la lucha con el apoyo de estudiantes y las familias de éstos, pese a que se notase cierto cansancio en las acciones de protesta.
Lo más lamentable ha sido después de todo cómo muchos sindicatos subvencionados han ninguneado los acuerdos de las asambleas, por ejemplo, el que decidió que el pasado jueves 22 de septiembre debiera haberse convocado asamblea provincial para decidir cómo continuar las protestas. Nada nuevo, por otra parte, teniendo en cuenta que los acuerdos de la asamblea provincial cambian por arte de magia cuando los representantes de las asambleas salen del salón de actos correspondiente. Pensemos sino en qué se ha transformado la huelga continuada todos los martes, miércoles y jueves que allí llevaron las asambleas.
Ya hemos mencionado en diversos comunicados la importancia de reforzar el proceso asambleario, la autoorganización, y la acción directa para tomar las riendas de las movilizaciones en este conflicto sin depender de intermediarios. Combinando estos ingredientes con compromiso, ética y esfuerzo podemos lograr lo que nos propongamos que no debiera ser otra cosa que parar los recortes hoy y el capitalismo mañana para construir una nueva sociedad basada en la justicia social, es decir, libertaria.
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